• Supervisión y asesoramiento: El DPD supervisa la implementación y el cumplimiento de las políticas y procedimientos de protección de datos en toda la organización. Brinda asesoramiento sobre el manejo correcto de los datos personales y las mejores prácticas de seguridad.
• Monitorización del cumplimiento: El DPD se asegura de que la organización cumpla con las leyes y regulaciones de protección de datos aplicables, incluyendo el RGPD y otras normativas locales relacionadas.
• Gestión de riesgos y brechas de seguridad: El DPD identifica y evalúa los riesgos asociados al tratamiento de datos personales y toma medidas para mitigarlos. Además, es responsable de notificar a la autoridad de protección de datos y a los interesados en caso de una brecha de seguridad.
• Formación y concienciación: El DPD se encarga de sensibilizar a los empleados sobre la importancia de la protección de datos y proporcionar formación en materia de privacidad.
• Cooperación con autoridades: El DPD actúa como punto de contacto entre la organización y las autoridades de protección de datos, facilitando la comunicación y la colaboración en asuntos de privacidad.
• Evaluación de impacto de protección de datos (EIPD): En determinadas situaciones, el DPD debe realizar una EIPD para evaluar los riesgos y medidas asociadas a operaciones de tratamiento de datos que puedan presentar un alto riesgo para los derechos y libertades de las personas.

Es importante destacar que el DPD debe ser independiente en el desempeño de sus funciones y no debe recibir instrucciones sobre cómo llevar a cabo su trabajo. Además, su contacto debe ser accesible tanto para los empleados de la organización como para los interesados cuyos datos se procesan.

En resumen, el Delegado de Protección de Datos es un rol crítico en las organizaciones modernas, ya que ayuda a asegurar el respeto por la privacidad de los datos personales y el cumplimiento de las regulaciones en materia de protección de datos.